Cátedra de lencería

Calzones al sol, de © María Julia

Mi amiga X pasaba por un momento agrio. Como vivimos en diferentes países, chateamos un rato e intenté subirle el ánimo con un poco de cátedra de lencería:

Pink-vasión... ¡puaj!

Proyecto de Jennifer Rubbel (todas las fotos de © Joseph Michael López)

Primero, la curiosidad. Vi esta foto y sentí que el momento que separó mi clic hasta el cargado de la imagen fue eterno. Ojos azules, cabello dorado y brillo labial: Barbie nunca se vio tan golosa (¿o lujuriosa?) llevándose tanto rosa a la boca.

Después, el asco. Me quedé mirando a la rubia varios segundos. Demasiados, diría yo. Y entonces empezaron a conjugarse diferentes sensaciones encontradas. "Mmm...", pensé al principio: "¡Algodón de azúcar! Seeeeh, caries, vengan a mí". Pero, claro, después puse los pies en la tierra y pensé: "No. Pará, pará, pará: eso es algodón de azúcar". Ya sentía mi lengua tratando de salir a flote entre esa gran tela de araña rosada y pegajosa, que lentamente se abría paso en mi boca reseca y empalagada de tanto dulce, sin que mi saliva fuera capaz de hacer retroceder esa pink-vasión enganchándose entre la superficie y los surcos de mis dientes, ganando terreno al tapizar mi paladar, acumulándose poco a poco en

El Club de los Aretes Solitarios (CAS)

La tribu pierde un miembro. Cuando te quitaste el suéter. O por desperezarte. O acomodándote el pelo. O por dejarlos en la repisa de cualquier rinconcito sospechoso a la promesa de "Me los quito un ratito y ahora me los vuelvo a poner". Chau, se fue de tu colección el par de ese aro, arete o pendiente.

¿Dónde está Wally? Quizás frotaste el lóbulo de tu oreja entre el índice y el pulgar o admiraste tu reflejo en alguna vidriera, confiando en que estaría allí y no. Primer acto: búsqueda impaciente en el suelo... No está. Segundo acto: rastrillaje desesperado en zonas clave (pelo-cuello-mangas). Negativo, sin rastros. Tercer acto (adiós, vergüenza, adiós): revolvés tu escote en dirección norte-sur-este-oeste... Desapareció.

La negación. Al principio, una no lo acepta y repite el ritual de los 3 actos sin éxito y hasta el cansancio. Después sigue la recapitulación mental desde la última vez que lo viste al momento presente, y cada recuerdo se vuelve un puñal [ouch] intermitente [ouch-ouch] que se clava [ouch-ouch-ouch] en tu pequeño corazoncito fashionista [snif].

Me tienen los globos llenos

Foto de Antjeverena

Globología del precámbrico. Un cumpleañitos no podía ser un cumpleañitos sin la torta, la piñata ni, claro, ¡los globos! Años atrás, las opciones se limitaban a serpientes, corazones o perros, como la creación más sofisticada.

¡Miralo! (antes de que se derrita)

Cuando de chica supe que existían las esculturas de hielo, suspiré y pensé: "Qué romántico". Pero cuando encontré que hay gente que esculpe sobre... manteca. Sí, leíste bien, MANTECA, empecé a frotar las yemas de mis dedos con una mezcla de asco y sorpresa, fruncí los labios, apreté bien fuerte las nalgas y exclamé: "¡Bddddddddddhhhggggg!".

Yoda combate el estreñimiento con un yogurcito
(imagen de © makeworkproject)

Teatro cut/paste

Lo maravilloso de Internet es que uno puede encontrar exactamente lo que quiere. Y lo que no, también.

Mi propio talk-show virtual

(conmigo de moderadora y panelista)

Venció el tiempo de engorde. Por más de 9 meses, estuve alimentado un “coleccionatorio” con desvelos de literatura, insights en el transporte público, maratones televisivas, sobredosis de música, clics aquí y allá, encuentros con bolud@s importantes y demás episodios en 3D. Sin saberlo, caté experiencias y poco a poco las iré ordenando y ordeñando acá.

© Alena Nikiforov